Se cierra el telón

Dejad volar vuestra imaginación/ M.Moragues
Dejad volar vuestra imaginación/ M.Moragues
Escuchamos aplausos, de esos que resuenan durante muchos minutos. Algún que otro grito se oye en la sala “otra, otra…”. Pero la función ha terminado, es un adiós, no un hasta pronto. No volveremos a disfrutar de las princesas, espadas o dragones, nuestra imaginación dejará de volar como la hoja de un árbol en otoño.
El decorado quedará montado hasta que salga la última persona por la puerta o a lo mejor perdurará siempre, tal vez en nuestras mentes o quizás en el teatro. Se podrá desgastar pero siempre permanecerá ahí, en el lugar que le toca, acompañando cualquier gran obra.
Los personajes se quitarán los disfraces pero seguirán sintiendo amor por el teatro, saben que algún día volverán a subir a un escenario, con ese disfraz o sin él. Pero el sentimiento por el teatro es más grande que cualquier telón que pueda cubrir un escenario.
El maquillaje quedará plasmado en alguna parte de su cuerpo como si fueran cicatrices de una victoriosa guerra. Podrán contar las historias de cada una de ellas, cómo fueron, a quién salvaron… En fin, siempre estarán ahí.

Aunque el telón se cierre, y con ello el Teatre del Raval, dentro de él perdurarán las grandes mañanas, tardes y noches de buen teatro, de cultura y de enseñanza. Pero también estarán en nuestra memoria, fuente de información que muy pocas veces nos fallará, y siempre recordaremos que en nuestra ciudad hubo un gran teatro y una fantástica compañía. Algún día volverá con más fuerza si cabe y de nuevo nos sorprenderá. Gracias por las magníficas horas que hemos vivido juntos. Suerte y recuerden: la cultura podrá con la crisis, tiempo al tiempo.

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