No es espíritu aventurero, es supervivencia

Fuego
Hoguera escocesa/ M.Moragues
Ya ha comenzado aquello que muchos llamaban “aventura”, pero para mí no era esa la palabra exacta de mi nueva vida. Cuando eres pequeña sueñas con viajar, volar a lo más alto sin mirar hacia atrás. Esto es diferente. No se trata de deambular por las ciudades, ni vivir la vida a la máxima velocidad permitida. Esto se llama SUPERVIVENCIA.
Una alma aventurera, según la Real Academia Española, es dicha persona de oscuros o malos antecedentes, sin oficio ni profesión, y que por medios desconocidos o reprobados trata de conquistar en la sociedad un puesto que no le corresponde. ¿Consideran que la mejor generación española es aventurera? Sin duda no lo es.
Nuestros sueños no eran estar fregando platos durante 16 horas en un restaurante de mala muerte ni vivir con una familia desconocida. Pero no nos ha quedado más remedio que bajarnos los pantalones y aceptar estos puestos de trabajo que antes considerábamos mediocres. Ahora encontrar trabajado en el extranjero con unas condiciones poco dignas es motivo de celebración.  Y ellos siguen pensado que tenemos espíritu aventurero, manda narices.
Mi ilusión era viajar y conocer mundo, pero no como trabajadora sino como turista. Y si tuviera que desempeñar alguna función que fuera relacionada con mi especialidad, el periodismo. Pero no, ahora me encuentro a largos kilómetros de mi familia, de mi tierra, trabajando de aupair y aprendiendo un idioma y unas costumbres que desconocía. Pero hoy me siento contenta, porque a pesar de que he emigrado, vivo en unas condiciones dignas y con una gran familia. Muchos de los “aventureros” no tienen la misma suerte. Sus circunstancias son cuanto  menos deplorables y los políticos siguen llamándolo “movilidad exterior”. Denme a mí lo que ellos cobran y verán como sí que me muevo con facilidad.

Es increíble. Ellos me indignan. Nadie se preocupa de cuál es la situación en la que se encuentran los españoles, ¿para qué? Si los emigrantes seguramente no querrán votar. ¿Cómo van a perder el tiempo en mandar una carta con su opinión? Prometo votar, simplemente por orgullo. Porque volverán a salir unos o los otros y nada les importará lo que yo haya metido en aquel sobre. Pero a mí sí, me sentiré orgullosa de no ser partícipe de su nefasta política exterior e interior.

En ocasiones pienso que la solución a nuestros problemas es pedir deseos en una hoguera y ser ignorantes el resto de nuestra vida. Otras veces creo, que la vida está para vivirla y sobre todo, para lucharla.

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