Un “pobre” campesino llamado Luis Bárcenas se quejaba repetidamente por su mediocre situación económica, hasta que llegó un gran duende. Éste le ofreció una gallina que diariamente pondría un huevo de oro que Bárcenas posteriormente vendería en cualquier “Compro Oro”. Su situación económica mejoraría de manera desmesurada gracias a este nuevo animal, llamado Partido Popular.

Poco a poco sus ingresos irían ascendiendo y su patrimonio llegó a las nubes, su mujer llegó a poseer cuadros por valor de 560.000 euros. La sencillez de este campesino comenzó a desaparecer, su orgullo pudo más que él.

La avaricia rompió el saco. Bárcenas quería más, más y más. Por ello, pensó en matar a la gallina y de esta manera conocer cómo producía estos huevos de oro tan valiosos. Podría conseguir más, sin esperar a que transcurriera un día más.

Esta entrañable fábula refleja la pura realidad. Bárcenas quiso presionar a la gallina, el PP. Su objetivo era sacarle más dinero del que había conseguido hasta ahora. El campesino siempre presionó a la gallina, en este caso con unos papeles que podrían arruinarla. No lo ha conseguido, no ha matado al animal. Pero la gallina sigue teniendo miedo porque puede llegar su fin cuando menos se lo espere. Bárcenas sigue teniendo grandes armas que pueden destruir a una gallina o a un partido, que en estos tiempos, vienen a ser casi lo mismo.

La fianza por intentar descubrir cómo la gallina conseguía poner huevos de oro es de 43.250.000 euros. Nada, cuatro pesetillas de las de antes, aquello típico de “no tengo suelto”… Si su billete de salida de la cárcel es ese, ¿cuánto dinero habrá ganado vendiendo los huevos de oro?

Mientras, hay 6 millones de parados, los duendes siguen repartiendo gallinas con huevos de oro, pero esta vez no a personas pobres, sino a ricos que ya tenían la vida solucionada. Vienen tantos nombres a mi cabeza… Lo mejor que podemos hacer es dejar que vuestra imaginación siga volando y seáis vosotros los que pongáis nombres y apellidos a estos “afortunados”.

Recuerden: la felicidad y la riqueza es mejor conseguirla poco a poco. Saboreando cada logro como si fuera el éxito final.