Hoy se despide mi primera amiga que emigra, sí literalmente, en busca de un mundo más justo y por qué no decirlo, más legal.
Es increíble, que los españoles nos consideremos residentes del tan deseado Primer Mundo, donde los derechos están al completo.
Pero no nos damos cuenta que nuestros jóvenes, no disfrutan de ellos. ¿Quién con un sueldo de 400 euros puede pagar una hipoteca? ¿Realmente existe el derecho a una vivienda digna? Podría enumerar millones de preguntas que les harían creer aquello que les estoy contando.
Un joven español invierte en su educación, pagando unas tasas elevadísimas para después poder trabajar de aquello que ha estudiado, ahora en España eso es MENTIRA. Sólo unos pocos afortunados trabajan en algún sector relacionado con su formación académica. Pueden “trabajar de lo suyo”, con una suerte muy grande, desempeñan sus funciones con unas condiciones dignas de la esclavitud. “Como tú hay 600 en las colas del paro”, frase repetida hasta la saciedad en los empleos que les estoy describiendo.
Aprenda que no podemos vivir en un país de ricos con unos salarios parecidos a los del Tercer Mundo y con unos derechos inexistentes. No debemos consentir que los jóvenes y no tan jóvenes emigren, con todos los conocimientos adquiridos en este país y con esas grandes ganas de comerse el mundo.
Somos la generación perdida, una inversión que a los políticos no les saldrá jamás rentable, pero así y todo quieren que nos vayamos. Nos invitan a salir con la excusa que debemos aprender idiomas.
Recapaciten mientras miles de españoles se van en busca de un mundo mejor, nosotros nos quedamos en un país de ricos con casi 6 millones de parados, con las jubilaciones temblando y con una sanidad y educación pública que tambalea.
Recapaciten mientras miles de españoles se van en busca de un mundo mejor, nosotros nos quedamos en un país de ricos con casi 6 millones de parados, con las jubilaciones temblando y con una sanidad y educación pública que tambalea.
No, no lo podemos consentir. No quiero contarles a mis hijos que la mayoría de mis amigos se marcharon porque aquí no había trabajo, porque a los políticos les importaba un rábano nuestro extenso currículum. Señores abran los ojos, que esto se está convirtiendo en un problema social, que cada vez es más preocupante.
Sólo nos queda pensar que el color verde transmite esperanza, esperanza que por supuesto no tengo en los políticos, pero sí en los jóvenes.
Es vergonzoso lo que está pasando en este país.
La culpa de todo la tienen los políticos de m… que nos gobiernan.