Fuerte pero débil ante las armas

Hoy os quiero presentar varios artículos que he escrito a lo largo de mi vida como periodista. Son aquellos que más cariño les tengo y de los que más orgullosa me siento. Espero que os gusten.

Vicente Moragues/ Foto archivo
Vicente Moragues/ Archivo
Vicente Moragues está en esa edad en la que la juventud primera ha dicho adiós pero todavía conserva esa fortaleza que caracteriza a un chico joven. Algunos dirán que está en la madurez, donde los valores principales empiezan a cambiar, convirtiéndose en un sobrevivir. Pero no es así, Vicente tiene el carisma que siempre le ha caracterizado, un hombre luchador que defiende sus ideas y sus aficiones.
Vicente Moragues, tiene 52 años,  pelo semicanoso que descubre su edad pero sus ojos marrones tienen una mirada cálida y amigable que demuestra su verdadero espíritu. Su carácter desenfadado contrasta a su vez con la elegancia y serenidad que transmite al hablar. Las personas que le desconocen, al ver su bigote pronunciado le consideran un hombre serio y poco sociable, pero al conocerle se encuentran con una gran sorpresa. Su alegría se contagia con una única sonrisa, con un “¿Cómo estas, chicona?” Es feliz y no hace falta que lo demuestre, pero durante ciertos periodos de su vida ha sido una persona pesimista. A la cual le costaba afrontar sus problemas con valor y fortaleza, como lo hace actualmente.
Su vida se enmarca en ciertos valores fundamentales: su trabajo, banquero de profesión, sus aficiones pero sobre todo su familia, tres mujeres que han marcado su vida, su mujer y sus dos hijas. A las cuales adora, se desvive por ellas día a día, buscando un futuro mejor pero siempre con un único objetivo: que sean felices. Moragues nunca ha concebido su vida sin estas personas tan importantes para él.
Se siente orgulloso de todo aquello que ha conseguido durante estos 52 años, admira su trabajo, su vida pero sobre todo a su familia y amigos. Aquellas personas que en los peores momentos han conseguido sacarle una sonrisa o sus bocas han pronunciado un te quiero cuando más lo necesitaba.
Es una persona valiente que planta cara a todas aquellas cosas que se interponen en una vida perfecta, pero siempre con un estilo particular. Primero siente miedo pero seguidamente saca las fuerzas de donde no las hay para solucionar los problemas. Así ocurrió hace unos años, exactamente en 1980. Tuvo que marcharse a Ceuta a realizar la conocida Mili, sus creencias políticas y sociales no coincidían con los valores que allí se proclamaban. Pero en aquellos años era una obligación no una devoción.  Dejó, en aquel entonces, a su novia –actual mujer- con la cual tenía hablado algunos planes de futuro. Su vida cambió de la noche a la mañana, abandonó su ciudad natal, Gandía, para ser soldado.
Su estancia en Ceuta se desarrollo en un campo de prácticas de tiros. Vicente Moragues odia y odiaba las armas, lo cual le supuso un gran sacrificio estar en aquel lugar. No sabía cómo coger aquellos fusiles, el miedo le corría por todo su cuerpo, empezaba a temblar cada vez que debía disparar. Hasta el punto, que el sargento que le coordinaba tuvo que retirarle el arma, ya que podría haber apuntado sin querer a alguno de sus compañeros. Era fuerte pero débil ante las armas. Su estancia en Ceuta fue dolorosa, pero aprendió que la guerra no va con él. Y de esta manera lo ha querido hacer saber a todas las personas que están a su alrededor. Repugna las discusiones, todo aquello que se pueda enlazar con la violencia. Un gran padre, un gran amigo.

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