Muchos de vosotros sois sabedores de que la política me gusta, me agrada saber qué hacen esos políticos, que en la mayoría de ocasiones, reciben mucho dinero de nuestros bolsillos. Me gusta conocer qué ocurre a mi alrededor y la mayoría de veces todo esto tiene que ver con la política.

Todo esto ha variado un poco, la política ha cansado a los ciudadanos pero poco ha cansado a algunos políticos, que a pesar de los años siguen chupando del bote. Estoy harta de escuchar falsas promesas que en la mayoría de los casos quedan en el aire y muy muy cabreada por los numerosos casos de corrupción, pero así y todo, el domingo voy a ir a votar. Os diré mis razones:

1. Los eurodiputados cobran 8.000 € al mes, por lo menos que sea yo quien elija quién debe obtener ese dineral.
2. Los eurodiputados viajan en primera clase, que sea yo quien escoja quién debe subirse a ese avión, ya que yo no podré hacerlo debido a mi situación económica.
3. Europa influye lo mismo que influyo yo en la casta política, pero por lo menos que personas más o menos honradas lleguen al poder.
4. Las elecciones europeas son una consecuencia más de la democracia y si no vas a votar, a mi parecer, te importa un comino si hay una dictadura o una democracia.
5. Muchísimas personas se dejaron la piel para que los ciudadanos de a pie, como tú y yo, llegaran a votar algún día. Solo por ello, debemos acudir a las urnas.
6. Todos queremos salir de la crisis. Los entendidos en economía, que yo no lo soy, dicen que Europa es un paso más para acabar con la desaceleración económica. ¿Por qué no intertarlo?
7. En grandes países, cada semana o cada mes hay referendum para votar temas tan irrelevantes como arreglar una acera. Los españoles votamos cada 4 años, tampoco es un gran sacrificio.
8. Está muy bien quejarse a diestro y siniestro en la calle pero donde se debe oponer una sociedad es en las urnas y además en la calle.
9. Tal vez, con un poco de suerte, las cosas cambian con nuestros votos, tanto de izquierdas como de derechas. El futuro está en nuestras manos.
10. El derecho al voto no es una obligación real pero sí, para mí, una obligación moral.

Vota a quien quieras pero hazlo. Solo por luchar por un futuro digno y, si se puede, que sea mejor para todos.