Esta es la información que ha llegado a los oídos de todos los españoles, gracias a todas las cadenas de televisión, radios y periódicos. Pocos han analizado este gran problema, libertad de manifestación vs intimidad.

Cuando una persona pierde una casa, siente desesperación y rabia. La cual sin querer debe descargar en otras personas, en este caso en el alcalde. Es comprensible, acaban de quitarte algo tan valioso como es su hogar, con todos los sentimientos que había dentro de él. Es indignante pero las leyes son como son. Ni Arturo Torró ni ningún dirigente de una ciudad como Gandia es culpable de este problema. Hay soluciones claro que sí, pero es difícil llevarlas a cabo.

Todas las personas tenemos derecho a manifestarnos, a pronunciar con voz alta y clara aquello que pensamos, pero hay unos límites. Nuestra libertad termina cuando perjudicamos a los demás.

Los españoles tenemos derecho a manifestarnos pero no debemos pasar ciertos mínimos. ¿A quién le gustaría que le llamasen “hijo de ..” delante de sus hijos? ¿Cómo le explicas a tus pequeños quiénes son las personas que gritan en la puerta de tu casa? Es complicado. La intimidad de las personas debe estar por encima de todo esto, se llaman derechos fundamentales. No podemos ir a casa de las personas a amenazarlas e insultarlas, aunque lo hagamos de manera “pacífica”. No se puede permitir.

Muchas personas pensarán: ¿y los niños desahuciados qué? Considero que ningún niño debe quedarse sin techo, sin un hogar donde vivir. Es indignante, claro que sí. Pero la solución no es hacer escraches. Busquemos alternativas, votemos a otros partidos o a los mismos que hasta ahora, pero increpar no es la mejor manera de solucionar esta traba.

Tampoco es propio de un alcalde llamar a unos ciudadanos “fascistas y nazis”, puede ser muy mediático pero para nada políticamente correcto. Recuerdo cuando Arturo Torró creía que esta foto la había realizado la oposición y supuestamente lo tachaban de nazi. Su reacción no fue precisamente buena, pero él mismo sí puede llamar así a varios ciudadanos. Creo que se le ha ido de las manos. Aunque en varias ocasiones haya recibido amenazas en su casa con pintadas (una diana) o cartas anónimas en su buzón. No pagues con la misma moneda, un alcalde debe ser más políticamente correcto.

Conclusión, neutralidad entre intimidad y libertad. Tus derechos terminan cuando afectas directa o indirectamente a los demás.