En la guerra y en el amor no todo vale, existen unos límites. Los extremos nunca fueron buenos, en la variedad está el gusto y una sociedad con diferentes pensamientos es mucho mejor. Pero todo ello, enmarcado en la legalidad, el respeto y la ética. No me cansaré de decir que tus derechos no deben prevalecer para aterrar al prójimo.
No creo en la ‘nueva’ política que combina la mediocridad de la antigua y ‘el sin límites’ de la flamante. No todo vale. No quiero un autobús rondando por las calles donde se proclame: “los niños tienen pene, las niñas vulva. Que no te engañen.” Tampoco quiero un sucedáneo que se tome la libertad de apuntar con un dedo a periodistas, políticos, empresarios… y les llame mafia. En ambos casos se fomenta el odio, el rencor y jamás prevalece el derecho a réplica.
Llamarle mafia a todo aquello que no se relacione con tus postulados es cuanto menos mediocre e infame. Vincular a personas ajusticiadas por corrupción con empresarios, políticos y periodistas es ruin. Llegar tan bajo para ‘hacerse oír o ver’ en los medios de comunicación demuestra la clase de políticos que tenemos en este país. Que son capaces de todo por aparecer 2 minutos en un telediario. Ellos pensarán: ‘que hablen bien o mal pero que hablen de mí’. ¡Qué equivocados están! Han llegado demasiado lejos y con su táctica mediocre han conseguido que los malos de ese autobús, ahora sean grandes víctimas.
La honradez no se gana o se pierde en las urnas, se consigue a través de los actos y los realizado estos días por Podemos han llegado demasiado lejos.
Señor Pablo Iglesias, cuando otro autobús salga a la calle, tal vez no le pregunten qué le parece, porque usted ha contribuido a que la sociedad española, amparándose en la libertad de expresión pueda proclamar tales barbaridades como las suyas.
Y recuerde, su libertad jamás debe acabar dañando el honor de otros.
No todo vale para ‘Hacerse Oír’ en los medios de comunicación
En la guerra y en el amor no todo vale, existen unos límites. Los extremos nunca fueron buenos, en la variedad está el gusto y una sociedad con diferentes pensamientos es mucho mejor. Pero todo ello, enmarcado en la legalidad, el respeto y la ética. No me cansaré de decir que tus derechos no deben prevalecer para aterrar al prójimo.
No creo en la ‘nueva’ política que combina la mediocridad de la antigua y ‘el sin límites’ de la flamante. No todo vale. No quiero un autobús rondando por las calles donde se proclame: “los niños tienen pene, las niñas vulva. Que no te engañen.” Tampoco quiero un sucedáneo que se tome la libertad de apuntar con un dedo a periodistas, políticos, empresarios… y les llame mafia. En ambos casos se fomenta el odio, el rencor y jamás prevalece el derecho a réplica.
Llamarle mafia a todo aquello que no se relacione con tus postulados es cuanto menos mediocre e infame. Vincular a personas ajusticiadas por corrupción con empresarios, políticos y periodistas es ruin. Llegar tan bajo para ‘hacerse oír o ver’ en los medios de comunicación demuestra la clase de políticos que tenemos en este país. Que son capaces de todo por aparecer 2 minutos en un telediario. Ellos pensarán: ‘que hablen bien o mal pero que hablen de mí’. ¡Qué equivocados están! Han llegado demasiado lejos y con su táctica mediocre han conseguido que los malos de ese autobús, ahora sean grandes víctimas.
Señor Pablo Iglesias, cuando otro autobús salga a la calle, tal vez no le pregunten qué le parece, porque usted ha contribuido a que la sociedad española, amparándose en la libertad de expresión pueda proclamar tales barbaridades como las suyas.
Y recuerde, su libertad jamás debe acabar dañando el honor de otros.
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